¿Por qué no hay árboles en el camino?
- Pisc. Danny Armijos
- 27 sept 2021
- 4 Min. de lectura

Camino al "Agua Caliente" en el mes de Octubre.
Quien no ha disfrutado de una tarde de caminata a través del campo. Quien en algún momento de su vida no ha deseado alejarse un instante del bullicio de la ciudad y perderse en la naturaleza con el único propósito de vivir un momento de paz. En Portovelo, El Oro, contamos con lugar muy concurrido que nos ofrece estas sensaciones. El sitio popularmente conocido como “El Agua Caliente” es donde propios y extraños se dan cita para disfrutar de una agradable tarde en familia o con amigos. Allí uno puede sumergirse en las tibias aguas del Río Amarillo u optar por un baño en la piscina de aguas termales, para concluir con la degustación de varios de los platos típicos que se ofrecen. Sin duda las personas que lo visiten se llevaran un grato recuerdo de uno de los varios atractivos turísticos que tiene nuestro cantón.

Para poder acceder a este lugar existen dos vías, sin embargo, la predilecta es aquella atraviesa por el barrio El Paraíso, cruzando por la antigua planta eléctrica de la extinta compañía minera SADCO, siguiendo por el cementerio dando paso al camino antiguo en el cual hace mucho tiempo hubo un canal que conectaba la planta eléctrica con la “Chorrera”. Portovelenses y foráneos han sentido la voluptuosidad de una tarde de caminata a las aguas termales a través de este sendero; camino que antaño contaba con la presencia de frondosos árboles de mango, amarillo y guaba, colosos de casi 20mts (o más). Gigantes que con su espléndida presencia nos cubrían de los ardientes rayos del astro rey, y que ahora lenta e inexorablemente están desapareciendo.

Meses atrás, en una de mis caminatas al sector mencionado pude presenciar el costo de la “modernización”: a los lados del polvoriento camino se podía apreciar los troncos y ramas destrozados de varios árboles que adornaban este sendero; al dar una mirada alrededor, hacia a sus compañeros que aún se mantenían en pie, pude sentir la impresión de oír su grito silencioso e impotente pidiendo ayuda. Una escena indignante para todo aquel que sienta un mínimo respeto por el cuidado de la naturaleza. A veces es difícil asimilar los límites del egoísmo y de la comodidad del ser humano, el impulso de hacer dinero o mejor dicho “de generar fuentes de empleo” ciega totalmente a los empresarios y los hace ir por “el camino” más fácil dejando como resultado la desaparición de los espacios verdes que existen en nuestro cantón.

La pregunta que me ha mantenido en vilo es: ¿Bajo el beneplácito de quién se hace esto? o acaso ¿Las leyes dejaron de tener validez para unos pocos? Preguntas que nos darán mucho de qué hablar y que, sin embargo, se quedaran sin responder; pues es conocido que cuando se toma un tema de este tipo, son muchos los argumentos desviacionistas que se brindan, dejando el tema en blanco y con promesas de sanciones que nunca llegan.

Estas palabras no son para exhortar a que se cierren las fuentes de trabajo o que se impida el avance de la modernización, puesto que vivimos en un mundo en que cada día la globalización crece a ritmos incalculables y tratar de pararla sería como tratar de detener un río con las manos. Mis puntos aquí son dos: primero, que a quienes les corresponde el cuidado del medio ambiente en nuestro cantón elaboren políticas, ordenanzas, creen planes de trabajo y socialicen con todos los sectores quienes tienen sus áreas de trabajo en el campo, para que de esta forma se pueda avanzar y conservar. Sancionando duramente a todo aquel que las incumpla, Ya que es un hecho que se puede explotar la tierra en armonía con la naturaleza. Segundo, con estas palabras trato de hacer un llamado de concienciación a todas las personas que visitan todos los atractivos turísticos de nuestro cantón; cada vez son más los lugares de recreación familiar y culturales que van perdiendo poco a poco su flora y fauna, cada vez más el hombre va dejando su tiránica huella, ejemplo de esto es la basura de todo tipo que se encuentra tirada en los caminos y en las orillas de los ríos (hoy en día mascarillas sobre todo).

Con esto no solo demostramos la falta de educación y cultura, sino que estamos dejando un vasto desierto para nuestros hijos; en el que el recuerdo de los días de las agradables caminatas en las que uno se detenía “tumbar mangos” o a descansar bajo la sombra de un amarillo, en los que uno se daba un chapuzón en las aguas de “Las dos Piedras”, en los que uno preparaba comida a la orilla del río en familia o salía a pescar solo serán fugaces recuerdos. Y solo nos quedará conformarnos con ellos, pues será el único consuelo cuando en el futuro salgamos a caminar con nuestra familia bajo el ardiente sol, sin lugar donde descansar y nuestros hijos nos pregunten ¿por que no hay árboles en el camino?
Portovelo, El Oro.
Mayo 2021
Danny, muchas gracias por compartir tu visión de Portovelo. Es sin duda una pena ver como el bosque es engullido por la modernidad. Pero más triste al menos para mi es ver como nuestras mentes humanas, diminutas y frágiles no ven más allá... Espero poder llevar a mis hijos por esos caminos empedrados, de tierra y llenos de mangos, amarillos, algarrobos y pomarosos, espero la pregunta del titulo de tu articulo no sea necesaria.