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Tan parecido a Portovelo


El otoño de la montaña trae consigo colores. Hay en mis ojos un aire de coincidencia, algo parece tan familiar, detalles en las líneas de las montañas me recuerdan al agosto vallense que aguarda al viento cada año para cegar las hojas de los arboles.

Miles de kilómetros separan al seco suelo de Colorado y al de Portovelo de mis recuerdos, sin embargo hay similitudes tanto desde el punto de vista social como del terreno y el pasado. El suelo de Colorado fue explotado porque como el suelo orense tenia - y tiene - oro, el sagrado metal, que a veces para mi tiene mas vicios que virtudes.



Conducimos un camino que asciende a la media montaña, un letrero grande nos avisa de un pueblo de mineros: Victor, y aunque la idea inicial fue ver los colores magníficos de los aspens en la ciada del otoño de norte América, nos convencemos de que lo así llamado “distrito de importancia histórica” vale más que la pena, mientras conducimos no sé que mi sorpresa al pisar esos pueblos será la añoranza de un niño que ve en el espejo a su padre, a su abuelo, viéndose a si mismo.

Mineros descubrieron oro en Cripple Creek, antes llamada Poverty Gulch (Barrando de la Pobreza) en la ultima década de los 1800’s aquello me pareció una llamada de atención a recordar, aquel 1896 de la famosa SADCo de Portovelo, y también la Zaruma Gold Reef Mining que estuvo antes de la Sadco, el paralelismo de fechas y la presencia de “empresas” son una similitud indudable pero no son lo único que me recuerda a Portovelo mientras mis pies suben y bajan por montañas antaño copadas de gentes; gente, ese detalle es el que hace de todo algo especial y algo valido de reconocer.


Campamento minero de Cripple Creek finales del siglo 19

En 1990 el pueblo de Cripple Creek casi muerto y con solamente 600 habitantes en su totalidad había dejado de ser “la mayor mina de oro del mundo” que fue en la primera y segunda década del siglo XX para convertirse en una fracción de aquello llegando tan bajo como el 1% de la producción de otros tiempos y corríjanme si me equivoco pero Portovelo ha visto momentos iguales. Cuando mi familia y yo llegamos al valle en el año 1993 el pueblo tenia una y solo una gran mancha que era notoria do quiera que uno fuera, a mis casi 5 años de edad “La SADCo” significaba el esqueleto enorme de un pasado que mi padre decía ser glorioso, eran los huesos de un animal pre-histórico gigantesco que moribundo iba secándose poco a poco, casi como si una fracción de Portovelo era un pueblo fantasma.


"Castillo Americano" torre elevadora Portovelo finales de los 80`s

En los años 90’s las aventuras de niñez nos llevaron a mi hermano Magner Jr, Xavier Salazar Valle, Danny Armijos, Guido Sanchez, los Loaiza (Cushan y Manino) y otros mas a vagar de tanto en tanto por los polvorientos pasillos de edificios decadentes y peligrosos de la ex SADCo. Para nosotros eran pasajes al pasado: levantar la mirada y ver el enorme “Castillo” torcido, como si un titan celeste lo hubiera golpeado de muerte, cada detalle del viejo Portovelo volvió a mi mientras veía las ruedas y motores, las vías férreas y radios, maquinas de escribir, de coser, pies de avance y perforadores, cascos y lamparas de carburo todos en absoluto detalle más que similares a los que guardan los portovelenses, entonces noté que mi mente me había llevado de vuelta al lugar donde cuando niño reconocí como mi hogar a Portovelo, todo eran tan dulce y cotidiano, las ventanas de las casas, los colores de las fotos la conversación con Joyce -nuestra guía- que orgullosa nos habló de la importancia de conservar la historia intacta.

Campamento minero de Portovelo años 10 siglo XX

Bandas de músicos, un tren que llega, turbinas para producción eléctrica, balanzas de precisión y cajas fuertes. Como no comparar incluso los pisos y las cerraduras de las puertas, ruedas de tambores para elevador hechas en Denver igual a las de Portovelo. Estoy seguro que es la nostalgia y el apego que los jóvenes tenemos por lo “viejo” y no podemos dejar ir. ¿Esperen, eso no es cosa de jóvenes? O si?

Castillo Minero y tambores elevadores
Pulmones para airear minas

Caja fuerte
Martillo/ pico y platón

Banda de músicos Cripple Creek

No sé que salvó a Portovelo en el pasado, y espero que cualquier cosa que fuera pueda mantenerse por largo tiempo aún, seria injusto ver que un grande -tan grande- se pierda en el pasado y muera. Para Cripple Creek y Victor la historia ha sido distinta, ambos gravitando alrededor de la minería fueron perdiendo vida mientras las montañas se secaban figurativamente hablando, y seguramente los jóvenes decidieron que vivir en las calles pequeñas y tener un futuro oscuro de socavón no era lo que querían, las diminutas y frías cabinas de los mineros en invierno no son los mas hermoso para forjar futuro, con techos de cinc como las del Barrio Machala o el Primero de Mayo son un recuerdo claro de que a veces migrar cuesta pero vale.

Batería y Casco para ingreso a mina

Caminamos por la vía principal de Cripple Creek y tiene un aire entre moderno y añejo, las casas viejas son ahora casinos y salas de juego, los locales dicen agradecer la presencia de los casinos, caso contrario el pueblo estaría aun mas solitario.


Tren minero de Cripple Creek

Con 50,000 pobladores en su tiempo de apogeo, hoy Cripple Creek parece haber sido azotada por los los vientos de la desdicha y la soledad, se divide en una parte donde los jugadores y apostadores fuman afuera de las salas de juego y otra área donde la vía de un tren que dejo de pasar en 1949 y un castillo traído de una mina que es hoy un pueblo fantasma se abrazan. Mientras añoro y veo cada parte del museo de forma minuciosa, las tablas de la casa museo crujen bajo mis pies y hacen ralentizar mi paso, una foto captura mi atención, unos treinta mineros en una imagen color sepia, me parece estar entrando en uno de los cuartos de las casas de Portovelo donde el orgullo local guarda recuerdos.

Mineros de Cripple Creek primeras décadas del siglo XX

Pienso en estas similitudes que requieren únicamente ir a los archivos vivientes o archivos fotográficos de Portovelo para verse mas claros, al final somos y hemos sido todos iguales.

Afuera cae hielo, el otoño va dando pie al invierno y tal cual una tarde de lluvia en Portovelo, veo correr a las gentes por la calle huyendo del agua, como huimos todos del tiempo, pues aunque con el tiempo unos crecen, otros mueren, y nadie quiere crecer, y nadie quiere ...



 
 
 

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